martes, 27 de noviembre de 2012

El día que cambio mi vida

Tras 37 semanas de maravilloso embarazo y en plena ola de calor sahariano... Llegó el gran día!
Me levanté a las 7 de la mañana, después de dormir bastante regular como ya venía siendo habitual ( la súper barriga y los continuos 'pipís' no ayudaban...), con contracciones suaves e irregulares (cada 12 minutos, cada 5, cada 20...). Para mi el dolor era bastante soportable, así que no le di importancia, de hecho si me hubiera tenido que guiar sólo por mis contracciones creo que hubiera acabado pariendo en casa... ;P
Me puse a trastear por casa y a las once de la mañana me volvió a entrar un sueño irrefrenable y conseguí dormir hasta las dos. Me desperté para hacer la comida, puse la olla exprés, un guisito rápido y cuando me levanté a retirarla del fuego... TACHÁN!!! Rompí aguas! Charcazo en la cocina! Yo medio llorando de la emoción me puse a gritárselo a mi marido, que ya había visto 'la jugada' desde el salón.
Claras y limpias! Todo en orden, según la preparación al parto, así que como ya tenía todo listo y requetepreparado, me dediqué a ponerme a punto; me duché, me planché el pelo y lista! Cogimos los bártulos, mi bolsa y la del niño, y tiramos para el hospital.
Mi marido es tranquilo, creo que le he visto perder los papeles una vez o ninguna... Y esta vez no iba a ser menos! Ahí iba yo, resoplando sentada sobre un empapador desechable de los del niño y él conduciendo como cuando vamos al Súper a llenar la nevera...
Llegamos al hospital y me llevaron a la sala de dilatación dejando un reguero de líquido amniótico para que pudiera seguirnos mi marido... Todo fue muy rápido, llegue dilatada de 2 cm y en unas horitas estaba completa, con la epidural muy tranquila, aunque notaba perfectamente las contracciones, que es lo que yo quería. El parto fue mejor que en mis mejores sueños, 'tres' empujones (que cuestan sudores y agujetas los días siguientes, de agarrarte y hacer fuerza con los brazos...) y nació mi ángel, un niño precioso y sano como una manzanita... Según me lo sacaron, me lo pusieron sobre mi pecho desnudo y allí le limpiaron y le hicieron todo, todito! Qué increíble, cómo abría mi niño sus ojitos intentando distinguir algo... Mi marido, que estuvo todo el rato en el parto, y yo, no parábamos de hablarle, tocarle, besarle, era tan bonito y tan pequeño y lo habíamos hecho nosotros...! No se me olvidará nunca lo bien que olía y lo calentito que estaba... :)
Sobre el pecho empezó a buscar y él solito se enganchó a su teta y listo! Parece mentira lo que es el instinto... Y cómo en muchos hospitales lo bloquean desnaturalizando el parto y la lactancia por completo.
Ese fue el primer día de nuestra nueva vida...

2 comentarios:

  1. Precioso relato!! Hacia tiempo que no leia sobre un parto respetado!! Menos mal que aun existen! Jeje!! Acabo de conocer tu blog. Hoy no puedo apuntame para seguirte xq te estoy escribiendo desde el mbl, pero xfavor, pasate x mi blog, escribeme y volvere a pasarme para poder seguirte. Asi no te pierdo el rastro.. Jiji!!

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    1. Muchas gracias! Me alegro de que te haya gustado! La verdad es q fue maravilloso... Ojalá muchas mujeres tuvieran mi experiencia y no las barbaridades que se leen por ahí...
      No conozco tu blog así q voy ahora mismo a echarle un bien vistazo! Aquí te espero para cuando quieras pasarte ;)
      Un besazo y mil gracias por comentar.

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